Alice in Chains
Rainier Fog
BMG. 2018
Alice in Chains nos entrega un puñado de canciones que si bien no están mal, no suponen un paso adelante en el sonido que establecieron hace casi 10 años.
En los 90’s ocurrieron un montón de cambios en la escena musical general, aquellas bandas y artistas que brillaron en la pasada década debieron tomar la decisión de evolucionar su sonido o enfrentarse a un inminente declive en sus carreras. Y mientras ellos luchaban por mantenerse vigentes, una nueva camada de bandas surgía y con ellos también lo hacían nuevos géneros musicales.
Uno de esos géneros musicales era el grunge, estilo que vio su concepción a finales de los ochenta a manos de bandas como Melvins y Soundgarden, que experimentó su popularidad iniciando los noventa gracias a bandas como Pearl Jam, los seminales Nirvana, Stone Temple Pilots y la banda que nos convoca en esta ocasión, Alice in Chains.
Hablar de Alice In Chains es hablar de una parte importante en la historia de la música, discos como “Lift”, “Dirt” y el acústico “MTV Unplugged” sirvieron de catapulta para el grunge. A décadas de su creación siguen siendo considerados como estandartes de toda una generación. Sin embargo todo esto se vio empañado cuando el vocalista Layne Staley falleciera producto del consumo de drogas.
No sería hasta 2009 que la banda, con William DuVall como nuevo vocalista, lanzaría el que fuese su álbum de retorno titulado “Black Gives Way to Blue”, y con él se presentarían con un sonido más denso, más cercano al sludge algo más accesible y con un acercamiento más melancólico en las líricas. Esa ha sido la tónica general en sus últimos lanzamientos y en este “Rainier Fog” para bien o para mal, todo sigue igual.
Por un lado la banda se escucha más cercana que nunca, Cantrell y DuVall comparten el rol de vocalistas logrando complementarse de manera certera, los riffs presentados también se sienten más satisfactorios gracias a la sinergia que consiguen entre los 2. Se agradece también que este nuevo esfuerzo discográfico sea considerablemente más corto que su antecesor “The Devil Put Dinosaurs Here”, pues no se siente tan atascado en ideas.
El trabajo de Inez en el bajo es preciso, dando el empuje necesario en los momentos más pesados y sirviendo de guía en canciones como “All I Am”. Mención especial en “Drone” donde más se luce gracias a pequeños intervalos de tempo. Mientras que Kinney demuestra su destreza en la batería gracias a la efímera pero correcta variedad de ritmos que posee este larga duración.
La producción a cargo de Nick Raskulinecz, quien ha producido los anteriores 2 álbumes de la banda, es prístina como de costumbre, dando énfasis a cada instrumento de forma que en el acabado final suenen de manera orgánica, sin sonar sobre producidos o saturados; algo totalmente necesario en los momentos más duros como en la encargada de abrir el disco “The One You Know”, canción que es toda una declaración de principios y que al igual que en su anterior trabajo, pone sobre la mesa el sonido más crudo de la banda, sonido que nos acompañara durante toda la duración del álbum.
También destacar el impecable despliegue sonoro que supone “Red Giant”, la cual se nutre de un potente riff que, durante toda la pista nos está acompañando de manera directa o en segundo plano, mientras que pequeños solos de guitarra hacen acto de presencia en ciertos momentos; convirtiéndose así en una de las canciones más dinámicas de la banda.
Pero por otro lado, es la falta de riesgo, esa evidente decisión de mantenerse dentro de la zona de confort, lo que hace que este nuevo trabajo no logre destacar del todo, más aun si lo comparamos a sus 2 álbumes anteriores. Se agradece que depuraran la duración de este, sin embargo cada canción que compone el disco se siente como algo que ya hemos escuchado.
Otro punto evidente es la duración excesiva de algunos cortes como “Deaf Ears Blind Eyes”, la cual a sus 3 minutos ya ha mostrado todos sus atributos y se extiende por 2 minutos más, o “Fly” la cual además de ser extensa, peca de sonar totalmente fuera de lugar.
Son estos puntos los que le restan disfrute a un álbum que se queda como una correcta celebración de una banda que tiene más de 30 años de vida. Un álbum que con un poco más de ambición podría haberse transformado en el definitivo de esta nueva versión de Alice in Chains.
Ciertamente la banda ya ha cimentado su sonido, en este “Rainier Fog” solo logran afirmar esto, con un álbum que si bien ha enmendado deficiencias en sus trabajos anteriores, siguen con la fórmula que les funcionó hace casi 10 años atrás y sin señal de querer cambiar.