¿Recuerdas cuando las paredes de tu dormitorio estaban empapeladas con afiches y fotos de tus ídolos? Creo que aún se utiliza. Varios fanáticos tienen el anhelo de conocer a sus artistas favoritos y se la juegan por su sueño. Recuerdo que antes buscar a tu músico preferido era algo poco común, un par de personas asistían al aeropuerto o los seguían al hotel. Esta actividad se ha ido masificando con el tiempo, las generaciones van cambiando y adaptando a los tiempos que vivimos. El Internet ha ayudado a encontrar la manera de conocer a tus músicos preferidos. La información se transmite de una manera veloz con bastante veracidad.
Cada vez que viene una banda o músico sus fanáticos asisten a los hoteles en busca de una firma, foto o conocerlos. Me parece curiosa las nuevas maneras de tener los contactos, movimientos juveniles o adultos que se están creando. Hay de todas las edades en estos lugares. No existe límite en esta actividad.
Hoy en día la cantidad de personas esperando fuera de un hotel o del lugar “x” es mayor que en años anteriores. Para realizar esto, deben ser perseverantes, con paciencia y tiempo. Uno nunca sabe cuándo aparecen, sí están en el hotel o sí tienen ganas de compartir con sus seguidores. Varios van en busca de entradas, una charla, foto, firma o simplemente encontrar un momento de felicidad.
Algunos lo llaman hobbie, momento fan o colección. Tantas maneras de mencionar está actividad conocida como “hoteleo”. Es sorprendente que puede llegar a sobrepasar el desgaste físico o emocional. Algunas personas tienen una mayor suerte, en casos de que no tengan que esperar porque el sujeto sale, pero en algunas instancias esperan horas, días o semanas. Como por ejemplo este año con Pearl Jam, los fanáticos durante una semana esperaron afuera del hotel, bajo el calor, cambios de temperatura y otras cosas que van sucediendo durante el transcurso. Aguantar hambre, ganas de dormir o simplemente descansar. A veces el sacrificio es sorprendente. El sueño de conocerlos sobrepasa todas las barreras hasta lograrlo.
Durante el último tiempo, está actividad se ha incrementado para bien, aunque, tiene rasgos negativos. Algunos personajes no dejan respirar a los artistas, los siguen y esperan hasta el último minuto. Otros, desean una foto para figurar en las redes sociales o para continuar con su colección.
Yo también realicé estas acciones, recuerdo que en el 2017 cuando vino The Cult, una de mis bandas favoritas. Siempre sentí anhele conocerlos, tener ese momento de euforia por estar al frente de ellos y dar las gracias por la música. En esos días, previos al concierto, comienza el ataque de ansiedad, nervios o desesperación por saber el hotel, la posibilidad de que salgan a firmar o la foto. Pueden pasar los días, horas, segundos, hasta que llega el momento. La placidez que aparece nadie la quita. Es una acción gratificante y única. Creo que varios seguidores sienten este estado de felicidad.
También me ocurrió con Primal Scream, no esperé nada. En un par de segundos, aparecieron. Es increíble como un par de personas son tan cercanas a sus seguidores. Ellos expresan su entusiasmo frente a su fanáticada.
Hace unas semanas, con la llegada de Roger Waters, varios fanáticos del músico aguantaron días hasta que él firmó 145 discos. Me impresiona cómo pueden esperar y tener la esperanza hasta llegar a su objetivo. Esto refleja el nivel de fanatismo que llega a tener un artista. En un par de minutos te enteras de todo, hasta los medios de comunicación suben fotos del lugar donde están alojándose. Existen páginas dedicadas a anunciar el hotel del artista. Nada es imposible.
El fanatismo es una pasión que mueve la música. No tiene límites por cumplir un momento que puede llegar a marcar un hito en la vida personal de una persona.
Por Fernanda Schell.