Estuvimos en el regreso de La Renga a tierras nacionales, en el que fue su debut en la Quinta Vergara.
Más de un año pasó para que la banda argentina La Renga volviera a pisar territorio nacional, sin embargo y a pesar de ser su décima octava presentación en Chile, la noche del 20 de octubre de 2018 era especial, y será recordada como la del debut en la Quinta Vergara de Viña del Mar.
Desde temprano fanáticos de distintas latitudes comenzaron a llegar y tomarse las calles de Viña del Mar, en el terminal de buses, en los bares, en la playa, por todos lados se empezaba a divisar gente con poleras de La Renga, banderas, y cánticos, sin duda el ambiente que empezaba a reinar en la “Ciudad Jardín” era de festividad, alegría y ansiedad. Claro, porque los conciertos de la banda oriunda de Mataderos, son más que simples conciertos, es un ritual, en el que te reúnes con amigos, viajas, conoces gente de otros países que los moviliza la misma pasión que a ti, y en donde se crea un ambiente de fraternidad que une a un público sumamente transversal.
Dicho lo anterior, vamos a lo netamente musical. Las puertas del recinto se abrieron a las 18:30 horas y como antesala a la banda argentina, a las 20:15 horas salía al escenario la agrupación oriunda de Valparaíso, Molo. Un trío de porteños que en aproximadamente media hora se encargaron de prender al público con un rock muy interesante. Merecida oportunidad de mostrar su arte a un marco de gente tan amplio para un grupo que lo ha pasado mal en su carrera, ya que perdieron la totalidad de sus instrumentos en 2 ocasiones producto de incendios en Valparaíso y que a pesar de ello han seguido adelante. Indudablemente una banda a la que hay que ponerle oído.
Pasadas las 21:00 horas y sobre un escenario de imágenes psicodélicas, se daba al fin el reencuentro de La Renga con su hinchada, sus fieles, sus incondicionales, con los mismos de siempre. Abrieron con “Corazón Fugitivo”, single de su último disco y el estallido del público fue inmediato, las banderas comenzaron a flamear y la Quinta Vergara ya parecía haberse llenado. Seguido de este tema y los saludos de Chizzo a los asistentes, vinieron una serie de temas clásicos que fueron coreados a todo pulmón, “Tripa y corazón”, “A la carga mi rocanrol”, “Cuando vendrán” y “El twist del pibe”. Cinco canciones y ya daba la impresión de que cada vez el show se ponía mejor.
El siguiente tema vino con dedicatoria a todos los “motoqueros” y especialmente a los que cruzaron la cordillera para estar en ese magnífico concierto. Suena la armónica de Manu Varela y se da inicio a “Motoralmaisangre” que sonó atronadora en un recinto que realmente posee una acústica increíble.
“Nomades”, de su último disco y dedicado a todos los viajeros, fue el siguiente tema donde los asistentes lo cantaban como si se tratara de uno de sus clásicos, de los discos más antiguos. Posteriormente vendrían dos infaltables, “Al que he sangrado” y “Bien alto”.
Foto por: Ivette Barría ©
Luego tocarían dos temas de álbumes más recientes, “Canibalismo galáctico” y “Almohada de piedra” que de igual manera fueron coreados por todo el público como si se tratara de tracks recurrentes. Sin embargo, la canción que seguiría sorprendió a muchos, “Blues cardíaco”, de su segundo disco “A donde me lleva la vida”, fue una sorpresa muy grata, puesto que es de esos temas que tocan en vivo rara vez.
Diez y media de la noche aproximadamente y era el turno de un clásico, una que todos conocen aunque no les guste “La balada del diablo y la muerte”, que a pesar de estar siempre presente en el repertorio, escucharla en vivo sigue poniéndote la piel de gallina, sobre todo si la escuchas acompañado por los amigos del barrio. Le siguió “Ser yo”, así como continuando con esa atmósfera de emotividad y nostalgia.
A continuación vino “En el Baldío” y una dedicatoria especial de Chizzo a “Leito” Garay, amigo intimo de La Renga fallecido el pasado mes de septiembre y con quien compartieron más de una vez en el escenario. Posteriormente un tributo al grupo mexicano “El Tri” y una balada infaltable en los setlist de los argentinos, me refiero a “Triste canción de amor”, que esta vez en la Quinta Vergara parecía sonar mucho más fuerte que en otras ocasiones, probablemente por la gran acústica del recinto que se sumaba a las miles de gargantas que cantaban a más no poder.
A estas alturas del concierto reinaba un estado de euforia en todo el público y para prolongarlo vinieron “El rito de los corazones sangrando”, “Hielasangre” (con un pulpo inflable gigante que apareció detrás de la batería de Tanque), “El rey de la triste felicidad” y “Arte infernal”. Con lo que habían tocado hasta acá podríamos decir que todo el mundo ya estaba contento si no fuera porque faltaba uno de los temas estandarte de la banda, “El revelde”, que comenzó con los acordes de “Psilocybe mexicana”, y que vino a confirmar que pasan los años pero la esencia de los trasandinos sigue intacta y que las nuevas generaciones de fanáticos que los vieron ayer por primera vez, sin duda recordarán ese día como uno de los mejores de su vida.
Foto por: Ivette Barría ©
Luego vinieron “Oportunidad oportuna”, “El viento que todo empuja” y “Oscuro Diamante”, canción en la cual se sumó Javier Gómez como invitado, ejecutando un solo de guitarra impecable y en donde el doble bombo sonó realmente potente.
Llegando ya al final del concierto sonó la siempre emotiva “La razón que te demora”, que junto a “El Revelde” y “La balada del diablo y la muerte”, se ha transformado en uno de los himnos más reconocibles de los argentinos e hizo cantar a toda la Quinta Vergara y que todos y cada uno de los asistentes quedáramos prácticamente sin voz. El trío de Mataderos se despide del público y se va tras el escenario, por supuesto sabemos que esto aún no ha terminado.
Después de un lapsus de 10 minutos aproximadamente y muchos cánticos del publico pidiendo que La Renga vuelva, aparecen Chizzo, Teté y Tanque junto a los trompetistas y saxofonistas que les acompañan. Se acomodan en el escenario y sin previo aviso atacan con la siempre avasalladora “Panic Show”, un completo lujo poder escuchar este tema en ese recinto.
Para culminar, dos clásicos, dos infaltables, partiendo por “El final es en donde partí” y cerrando este nuevo capítulo de La Renga en Chile con la mítica “Hablando de la libertad”. Sin duda un concierto inolvidable tanto por la cantidad de público que llegó a presenciar este ritual sonoro desde lugares tan diversos, así como por la calidad del sonido que ofreció la Quinta Vergara y que desde ya quienes asistimos atesoraremos como una de las más bellas experiencias brindadas por los trasandinos en territorio nacional.
Por Ricardo Soto Galdámez.
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