Hablar de W.A.S.P. es hablar de una banda que supo desafiar los límites, reinventarse y dejar una huella imborrable en la historia del heavy metal. Desde sus inicios cargados de polémica hasta su madurez artística más introspectiva, el grupo liderado por Blackie Lawless nunca ha dejado de sorprender. Este 2 de mayo, los fanáticos chilenos tendrán una nueva oportunidad de vivir su poder en vivo en Teatro La Cúpula, en un concierto que promete ser inolvidable.
En 1989, W.A.S.P. lanzó uno de los discos más importantes de su carrera: «The Headless Children». Con este cuarto álbum de estudio, la banda dejó de lado las temáticas sexuales y provocativas de sus primeros años para explorar letras más profundas y sociales. Con canciones que hablaban sobre la guerra, el racismo y los horrores de la historia, W.A.S.P. demostró una madurez innegable, aunque las ventas iniciales no acompañaron del todo, llegando solo al puesto 48 del Billboard 200. A pesar de ello, Blackie Lawless ha reconocido que, con el paso de los años, este disco se ha convertido en uno de los más vendidos de toda su discografía.
Temas como «Forever Free» y su potente versión de «The Real Me» de The Who se convirtieron en clásicos inmediatos. Además, para la grabación contaron con el legendario baterista Frankie Banali (Quiet Riot), quien aportó su poderosa técnica al sonido renovado de la banda.
La gira de The Headless Children también marcó un punto de quiebre: alejados de sus acostumbradas puestas en escena extremas, los shows se enfocaron en el mensaje de las canciones. Imágenes impactantes de la Guerra de Vietnam, el Holocausto nazi y el Ku Klux Klan se proyectaban en pantallas gigantes, bajo el lema «The music is loud, the message is clear» («La música es fuerte, el mensaje es claro»).
Sin embargo, 1989 también trajo turbulencias internas. El guitarrista Chris Holmes dejó la banda en agosto de ese año, lo que provocó una breve disolución. Durante este periodo, Lawless incluso fue considerado para el papel del T-1000 en Terminator 2: Judgment Day, aunque finalmente quedó fuera por su imponente estatura de 1,93 metros.
Lejos de rendirse, Blackie Lawless canalizó su creatividad en un proyecto solista que, debido a la presión de los fanáticos y promotores, terminó lanzando bajo el nombre de W.A.S.P.. Así nació «The Crimson Idol» en 1992, un disco conceptual considerado por muchos como la obra maestra de la banda. Inspirado en su propia infancia y en su dura entrada al mundo de la música, el álbum mostró un nivel de composición y producción excepcionales. En su grabación participaron figuras como Bob Kulick en guitarras y los bateristas Frankie Banali y Stet Howland.
La gira de The Crimson Idol fue distinta a todo lo anterior. Sin escándalos ni teatralidad exagerada, W.A.S.P. se enfocó en contar la trágica historia de Jonathan, el protagonista del álbum, bajo el lema «Be careful what you wish for… it may come true» («Ten cuidado con lo que deseas… puede volverse realidad»).
Hoy, después de décadas de cambios, éxitos y reinvenciones, W.A.S.P. sigue firme como una de las bandas más icónicas del heavy metal. El próximo 2 de mayo, Teatro La Cúpula será testigo de su poder y legado. Una noche para revivir grandes himnos, sentir la pasión intacta de Blackie Lawless, y ser parte de una historia que sigue escribiéndose con letras doradas en el mundo del rock.
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