Del caos a la consagración, una banda que hizo temblar al mundo… y ahora vuelve a sacudir Chile
Cuando el mundo necesitaba gritar, System of a Down ofreció el megáfono. Este 30 de abril, la banda que redefinió el metal a golpe de crítica, melodía y disonancia vuelve a encender la tierra chilena con un concierto esperado por años. El escenario: el Parque Estadio Nacional. El momento: un sismo de alta intensidad sonora.
La historia del primer gran estallido comenzó en 1998, con el lanzamiento de su álbum debut homónimo: «System of a Down». El sencillo “Sugar” se volvió rápidamente un himno alternativo y un favorito en las radios estadounidenses. Su mezcla de locura, sátira y furia marcó una ruptura radical con las bandas del momento. Pronto, “Spiders” reafirmó el sonido retorcido y fascinante del cuarteto liderado por Serj Tankian.
Giras intensas los llevaron a compartir escenarios con Slayer, Metallica, y más tarde, ser parte del Ozzfest, girar con Fear Factory y Incubus, y liderar el tour Sno-Core junto a bandas como Puya y Mr. Bungle. Poco a poco, System se convertía en algo más que una banda… se transformaba en una declaración.
La verdadera detonación llegó en 2001, cuando lanzaron «Toxicity», un disco que no solo se instaló en el #1 en EE.UU. y Canadá, sino que lo hizo en la misma semana de los atentados del 11 de septiembre, desatando controversia por el poderoso mensaje de “Chop Suey!”. La frase “I don’t think you trust in my self-righteous suicide” fue suficiente para que algunas radios censuraran el tema, pero el videoclip seguía girando en MTV y calando hondo en una generación que necesitaba respuestas.
«Toxicity» vendió más de 5 millones de copias, fue multiplatino y les valió una nominación al Grammy. “Aerials” y “Toxicity” mantuvieron la llama viva entre 2001 y 2002, mientras la banda se embarcaba en el poderoso The Pledge of Allegiance Tour, junto a pesos pesados como Slipknot y Rammstein.
Ese legado de intensidad, política y poesía no se ha desvanecido. Hoy, más de dos décadas después, System of a Down sigue siendo una fuerza sin igual, una explosión de ideas y emociones que trasciende épocas y géneros.
Este 30 de abril, Chile no solo vivirá un concierto: vivirá una experiencia donde cada riff es un grito, cada verso una protesta, y cada acorde una plegaria lanzada al universo.