A finales de los años sesenta, dos estudiantes de conservatorio, Florian Schneider y Ralf Hütter, se conocieron durante un curso de música improvisada en Dusseldorf. Juntos, comenzaron un proyecto originalmente llamado Organisation, que más tarde se convertiría en la banda conocida como Kraftwerk. Más adelante, se unieron a ellos Wolfgang Flür y Karl Bartos. Utilizando un distintivo cono naranja y blanco, comenzaron a tocar en lugares como universidades, galerías de arte y cafés, cautivando y desconcertando al público.

Ralf y Florian, fundadores de Kraftwerk.

Kraftwerk destacó por su estética elegante, su precisión en las formas y su distanciamiento de los medios de comunicación. Fusionaron la vanguardia con el pop comercial, creando un sonido industrial hipnótico y seductor que anticipaba el futuro digital. Su característica principal como banda radicaba en su constante exploración de las posibilidades de los medios electrónicos para crear música.

En sus primeros tres álbumes (Kraftwerk I, Kraftwerk II y Ralf and Florian), que eran principalmente instrumentales, Kraftwerk popularizó la música electrónica y adelantó géneros como el house, techno, dance y trance. Sus melodías pegadizas y ritmos repetitivos, a veces con una sensación de monotonía vital, combinados con una instrumentación minimalista estricta, alcanzaron su punto culminante en su cuarto álbum, Autobahn, que por primera vez incorporó voces en sus canciones. Estas voces se asemejaban a mensajes radiofónicos, sencillos y simples. En una canción posterior titulada «Computer World» publicada en 1981, escuchamos: «Interpol y el banco alemán, FBI y Scotland Yard / Interpol y el banco alemán, FBI y Scotland Yard / negocios, números, dinero, gente / negocios, números, dinero, gente / mundo de computadora / mundo de computadora». Como excepción, incluyeron los cuatro versos del Fausto de Goethe en «Kommetenmelodie», la cara B de Autobahn.

Kraftwerk era conocido por su innovador enfoque musical y estilo de vida meticuloso. Su canción «Autobahn», que era un homenaje a la primera autovía europea, capturaba la sensación de un viaje en coche con velocidad y cierta monotonía, mientras el motor acompañaba a los pasajeros.

Aunque Bowie y otros artistas expresaron interés en colaborar con Kraftwerk, la banda mantenía su estudio exclusivo y evitaba distracciones. Con su visión futurista de un mundo robótico y su enfoque en la ciencia y la ingeniería, Kraftwerk incluía autómatas sofisticados en sus actuaciones en vivo.

Su disco «Radioactivity» abordaba con ironía la energía nuclear y homenajeaba a las emisoras de radio. Kraftwerk también se involucró en causas ambientales, como un concierto contra la planta nuclear de Sellafield. Su imagen impecable, las voces de sintetizador, los elementos visuales llamativos y su influencia del constructivismo de El Lissitzky se hicieron populares. A pesar de las dificultades técnicas iniciales, lograron actuar en vivo utilizando computadoras personales y equipos más ligeros. Sus temas recurrentes incluían viajes, máquinas, tecnología y el sueño europeo. Cantaban en varios idiomas, incluyendo español. Su último álbum importante, «Tour de France», se inspiró en un sello húngaro y utilizó una melodía de Hindemith. En los últimos años, Kraftwerk ha revisado y reorganizado su obra, realizando conciertos en 3D y manteniendo su enfoque en la tecnología. Como ellos mismos dijeron: «La inspiración proviene de los sonidos que escuchamos».

Esa misma inspiración sacada de lo mundano y cotidiano podrá vivirse en carne propia este 25 de mayo en el Movistar Arena, en donde los alemanes regresarán a nuestro país para reencontrarse con el público chileno.

Aún se encuentran entradas disponibles para el show a través del sistema Puntoticket.

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