18 de agosto Movistar Arena, Santiago de Chile.
Lucybell no solo celebró tres décadas de música, sino que también conmemoró una historia compartida, un viaje que ha entrelazado los «Mil Caminos» entre la banda y sus fieles seguidores. Esta noche no fue simplemente un concierto, sino una cita con la historia, un reencuentro emotivo entre músicos y fanáticos que han caminado juntos a lo largo de estos 30 años. En un recinto tan emblemático como el Movistar Arena, la banda ofreció una experiencia que trascendió la música, convirtiéndose en un testimonio vivo de su legado en el rock alternativo latinoamericano.
Antes de que las luces se apagaran y los primeros acordes resonaran, el ambiente en el Movistar Arena ya destilaba una energía especial. Una gran cantidad de fanáticos, muchos de los cuales han crecido al ritmo de las canciones de Lucybell comenzaron a llegar, llenando casi en su totalidad el recinto.
Esta impresionante asistencia no solo hablaba de la expectación por el concierto, sino también del profundo vínculo que la banda ha forjado con su audiencia a lo largo de los años, muchos de los presentes eran adultos que, a pesar del paso del tiempo, siguen fielmente conectados con su música evidenciando que su pasión y lealtad trascienden las décadas.
La expectación entre los fanáticos era palpable. Muchos esperaban un setlist que hiciera justicia a los 30 años de trayectoria de Lucybell, y la banda no decepcionó. Pasadas las 21 horas, en un momento de sorpresa y anticipación, las luces del Movistar Arena se apagaron. En la oscuridad, la icónica introducción de «The Show Must Go On» de los legendarios Queen comenzó a sonar, un gesto simbólico que parecía decir que, a pesar de los desafíos y el paso del tiempo, el espectáculo debe continuar. La elección de este tema no solo preparó el escenario para lo que vendría, sino que también conectó emocionalmente con los asistentes, muchos de los cuales han crecido con la música de Lucybell y Queen. Y justo cuando la emoción parecía alcanzar su punto máximo, los primeros acordes de «Sálvame la Vida» resonaron en el recinto, dando inicio oficialmente al esperado espectáculo de Lucybell. Fue un comienzo que prometía una noche llena de nostalgia, energía y, sobre todo, música.
El concierto de Lucybell, en su propuesta para conmemorar sus 30 años de trayectoria, ofreció a los asistentes una experiencia dividida en dos segmentos distintos, pero igualmente emocionantes.
El primer acto fue una presentación acústica, donde la banda optó por un enfoque más íntimo y melódico. Esta elección permitió a los fanáticos conectarse con las canciones de Lucybell de una manera más profunda y personal, redescubriendo temas clásicos en una versión más desnuda y emotiva.
El primer acto se inauguró con «Sálvame la Vida», estableciendo una atmósfera melódica que envolvió al Movistar Arena. Como segundo tema, Lucybell desató uno de sus hits más conocidos, «Cuando Respiro en Tu Boca», y, en una sorpresa para todos, se unieron al talentoso Álvaro Henríquez. La magia continuó cuando «Carnaval» hizo eco en el recinto, esta vez con la dulce voz de Consuelo Schuster acompañando a la banda.
Luego de sumergir al público en la euforia con «Carnaval», Lucybell continuó su viaje musical con los acordes de «Culpable» y «Magnética Luz». Estos temas, cargados de emotividad y profundidad, atraparon a los fans en una mágica atmósfera, un espacio donde el tiempo parecía detenerse y donde solo existían la música y la conexión entre la banda y su público. Es en momentos como esos donde se evidencia la maestría de Lucybell, capaces de generar un ambiente único, una especie de trance colectivo donde las emociones fluyen libremente y donde cada nota resuena en el alma de los presentes.
Uno de los puntos álgidos y más emotivos de la velada fue, sin duda, cuando los primeros acordes de «Mil Caminos» comenzaron a sonar. Este tema, más que una simple canción, es un himno que ha trascendido el tiempo en Chile, uniendo generaciones en un canto común. Para muchos, «Mil Caminos» es una cápsula del tiempo, un puente que los transporta directamente a su juventud.
La noche continuó, y con ella, Lucybell siguió desplegando su repertorio cargado de emociones y recuerdos. «Hoy Soñé» resonó en el recinto, llevando a los asistentes a través de sus melodías y letras que evocan sueños y esperanzas. Pero fue con «Milagro» que el Movistar Arena se sumió en una profunda nostalgia. Este tema, con su capacidad única de evocar múltiples sensaciones, transportó a muchos de vuelta a sus días de adolescencia. Las luces del estadio, las voces unidas en un solo canto y la energía palpable en el aire, todo convergió para crear un momento de reflexión y recuerdo. Para muchos, «Milagro» no es solo una canción, sino una banda sonora de momentos, decisiones y experiencias vividas durante esa etapa tan crucial y formativa de la vida.
Eligieron cerrar el primer acto con dos temas que no solo son representativos de su trayectoria, sino que más bien encapsulan la esencia de su música. «A Perderse» comenzó a sonar, envolviendo al público en su melodía y preparándose para lo que sería uno de los momentos más especiales de la noche. Con los primeros acordes de «Vete», el ambiente se electrificó aún más, y la sorpresa llegó cuando el inconfundible timbre de Manuel García se unió a la banda en el escenario. Esta colaboración, una fusión entre dos grandes talentos de la música chilena, fue recibida con entusiasmo y emoción por los asistentes.
La segunda parte del espectáculo, marcada por un cambio de ritmo y energía, arrancó con el evocador sonido de «Flotar es Caer». Esta elección sirvió como puente entre los dos segmentos del concierto, preparando al público para una experiencia más intensa y dinámica. A medida que la noche avanzaba, Lucybell desplegó una serie de temas que no solo son testimonio de su versatilidad musical, sino también de su habilidad para conectar emocionalmente con su audiencia. «Si No Sé Abrir Mis Manos», «Luces No Bélicas», «Ráptame del Fin», «Ver el Fin», «Viajar», «Infinito Amor», «Caballos de Histeria», «Ave Fénix», «Ten Paz» y «Sembrando en el Mar» fueron interpretados uno tras otro, creando un tapeo musical que abarcó diferentes etapas y emociones de la banda.
llegó un momento que muchos esperaban con ansias. Las primeras notas de «De Sudor y Ternura» resonaron en el recinto, y de inmediato, una ola de emoción se apoderó del Movistar Arena. Este tema, con su clásica y evocadora letra, ha sido uno de los más emblemáticos de Lucybell, y esa noche no fue la excepción.
Entre los temas que sonaron esa noche, «De Sudor y Ternura» se destacó de manera especial. Al escuchar sus primeras notas, el Movistar Arena se llenó de voces que coreaban con pasión y nostalgia. La emblemática letra, «Que no soñabas en tus tiritones y en los míos… Si de sudor y ternura», unió a todos en un canto colectivo.
Los acordes de «Fe» llenaron el Movistar Arena, llevando a los asistentes a través de otro clásico que ha marcado la historia de Lucybell, pero la banda tenía reservados aún más regalos para su público. «Cuando Respiro en Tu Boca» sonó con toda su intensidad, evocando recuerdos y emociones compartidas. Y para culminar una noche llena de magia y conexión, Lucybell eligió «Mataz», ese tema querido y emblemático que ha sido la banda sonora de tantos momentos para sus seguidores.
Aunque «Mataz» parecía ser el broche de oro perfecto para una noche inolvidable, el cariño y la energía del público lograron algo extraordinario. Respondiendo al clamor y al amor palpable en el ambiente, Lucybell decidió obsequiar a sus seguidores con una sorpresa: una interpretación improvisada de «Mil Caminos». Aunque ya había sido tocada anteriormente en la noche, esta versión tenía un sabor diferente. Era un gesto simbólico, un recordatorio de los 30 años de trayectoria de la banda y de los innumerables caminos recorridos junto a sus fieles seguidores. «Mil Caminos» no solo cerró la noche, sino que también encapsuló tres décadas de música, pasión y conexión.
Con la versión conocida por todos de «Mil Caminos», Lucybell puso punto final a una noche cargada de emociones y recuerdos. Pero antes de despedirse, la banda tomó un momento para agradecer el inmenso cariño y apoyo que han recibido a lo largo de estos treinta años de música y pasión.
Un punto a destacar de la noche fue el video que los fans dedicaron a la banda durante el show. Más que un simple tributo, este video reflejó la profunda conexión que Lucybell ha forjado con su público a lo largo de los años. Es emocionante ver cómo la música puede unir a personas de diferentes orígenes, edades y experiencias. En un mundo lleno de vorágine y desafíos, la música de Lucybell ha demostrado ser un refugio, un medio para encontrar paz, conectar con otros y, en muchos casos, salvar vidas. Esta noche fue un testimonio de ese poder transformador y de la relación especial entre una banda y su comunidad de seguidores.
Gracias al equipo de producción por hacer posible esta noche inolvidable. A The Fanlab por la invitación y a Patricio Aliaga por sus magníficas fotografías para Rock a la Vena.