El año 2004 Sonata Arctica lanzó su quinto disco de estudio, donde sorprenden nuevamente debido al nivel de la calidad musical que han alcanzado durante estos años, lo cual contribuyó a que el power metal creciera y fuera muy importante alrededor del mundo.
Respecto a su nombre este se titula “Reckoning Night” y es un álbum que desde el artwork ya puedes evidenciar lo bueno que es y, no te equivocas porque el sonido es muy claro y limpio, además las mezclas de las canciones están perfectas, por ello, es innegable que la banda estaba en su mejor momento.
Para comenzar les comentaré sobre el primer tema “Misplaced”, destaca por ser muy adrenalinico, lo cual te motiva para seguir escuchando el resto del disco, en este el sonido de la banda es espectacular esto debido a que el profesionalismo y la pasión de la banda se ven reflejadas en cada una de sus partes, sobresalen los riffs y la rapidez de la batería.
Otra de las buenas canciones de este álbum es “Reckoning Day, Reckoning Night” es uno de los temas más tranquilos, te transporta inmediatamente a un mundo muy épico, habitual de Sonata, por ello está considerado como de los mejores según sus fans.
Si hablamos de una obra de arte “The Boy Who Wanted to Be a Real Puppet” lo es, la lírica y la composición del piano hacen que te sientas como en un musical, de esos que solo en las buenas películas puedes encontrar. Lo que la hace única es que a pesar de no ser muy es rápida logra sobresalir y ser una de las mejores del álbum.
Sin embargo, la gran obra maestra de este álbum es definitivamente “White Pearl, Black Oceans”, es tan buena que te recomiendo que la vayas agregando a tu estilista, el sonido se aprecia mucho debido a que es muy extensa y calza perfecto con el resto de las canciones.
Si con el disco “Silence”, Sonata logró una temprana consolidación dentro de la escena mundial del metal, con este logran consolidarse como una de las más importantes de power metal, un género que no era el más importante al inicio de los 2000 y que gracias a esta banda no perdió tanto protagonismo.
Por: Ignacio Bataller