Llegué al MUF en Chitaquelindo, con todas las expectativas que me había dejado la versión anterior hace 4 años, lo cual para mi fue una larga espera.
Por fin llegó la fecha “ 11 y 12 de Marzo”, y con ello, el ansiado minuto de entrar por el largo pasillo rodeado de árboles, donde ya se sentía una camaradería “especial” momento para reencontrarse con algunos amigos, de esos que son parte de tu historia musical, pero por otro lado es una oportunidad para conocer a nuevas personas quienes saludas por primera vez y que están ahí por tu misma motivación y energía.

Este año, el Festival contó con importantes bandas como cabeza de cartel y una nutrida variedad de estilos que incluyeron: Punk, Metal y Ska. Además, fue un acierto de la producción incluir varios locales con diversas opciones tanto para comer como para beber, a esto también se le sumó la venta de poleras y accesorios, en un espacio muy bien pensado, ya que colindaba con el escenario: “infierno”, donde se escucharon los primeros acordes de “melancólico y violento” abriendo la tarde inicial y donde los “Flema “de Argentina bajaron el telón despidiendo los dos días de: festival, fiesta felicidad y familia.

Es difícil borrar de nuestras mentes el deambular de un lado a otro de grupos de amigos, y también de familias con pequeños niños, brindis que incluian el típico “salud” se escuchaban en cada rincón, junto a esto, las parrillas y mesas entre las decenas de carpas fueron la tónica del día.

Los grupos sonando de fondo, en esta oportunidad pasaban a segundo plano, y eran una especie de banda sonora que duró dos días.

El domingo por la noche todo parecía más rápido en la carretera, ya de vuelta a casa, cansados pero muy felices, con muchas anécdotas de esas que se recuerdan por siempre, pero sobre todo con muchas ganas de que el Festival vuelva a repetirse donde quiero estar nuevamente
Por: El italiano