El emblemático compositor Beck hizo su esperado regreso al país el pasado martes 28 de noviembre, llenando el Teatro Caupolicán con su presencia. El icónico músico, reconocido como una de las figuras más influyentes de la última década, finalmente se presentó en solitario tras sus anteriores visitas acompañado de The Police y Blur en 2013 y 2017 respectivamente.

El ambiente que precedió al evento ya presagiaba la emoción palpable entre los fanáticos, complementado por un montaje escénico notable que resultó ser uno de los puntos álgidos del espectáculo.

Fotografía de Paulo Reyes

Zebra 93: una apertura enérgica y contagiosa

La jornada arrancó con la vibrante actuación de Zebra 93, desplegando un show lleno de energía y ritmos irresistibles que encendió el Teatro Caupolicán. Entre bailes, tanto del público como de los integrantes, ofrecieron un repertorio que incluyó temas como “Místico Mezcal”, “Otros” y “Corazonada”, consolidándose como el complemento perfecto para la noche. Se despidieron entre ovaciones generalizadas, dejando una impresión sólida.

El show de Beck: una experiencia enérgica y emotiva

Cerca de las 9:10 p.m., entre aplausos coordinados, se desvanecieron las luces, dando inicio al espectáculo. Beck irrumpió con una interpretación acústica de “Everybody’s Got to Learn Sometime”, seguida por un apasionante rendimiento de “Devils Haircut” que desató el contagioso ritmo del rock alternativo.

Fotografía de Paulo Reyes

Con energía desbordante, Beck se elevó en el escenario con “The New Pollution”, entremezclando pasos de baile y un carisma que sedujo al público. “Mixed Bizness” y “Girl” siguieron el ritmo, mostrando al compositor mucho más desenvuelto, derrochando energía y juguetonas letras que encendieron el escenario.

Manteniendo un espectáculo sólido en todo momento, “Qué Onda Guero” resaltó como uno de los momentos destacados, reflejando la multiculturalidad de Los Ángeles en un coro entonado a todo pulmón por la audiencia. Sin pausa, continuaron con “Nicotine & Gravy”, creando una atmósfera hipnótica en el teatro.

En un instante de pausa, Beck agradeció tímidamente al público antes de interpretar “The Valley of the Pagans”, compartiendo su admiración por Damon y la grandiosa colaboración con Gorillaz. Curiosamente, las luces del escenario se iluminaron en los colores del álbum «Song Machine» de Gorillaz, donde aparece la canción. “Wow” siguió con animaciones basadas en el viejo oeste en pantalla.

Fotografía de Paulo Reyes

Beck dialogó nuevamente con el público, elogiando su entusiasmo y expresando su felicidad por estar allí. Mencionó su sorpresa al enterarse de la ausencia del festival Primavera Sound en Santiago, pero su decisión de venir igualmente debido al cariño de su público. Cerró su discurso con “Gamma Ray”, “Soul of a Man”, “Go It Alone” y “Debra”, momentos donde los músicos se dejaron llevar por los aplausos y los contagiosos ritmos.

En el punto medio del show, llegó uno de los momentos culminantes con la interpretación de “The Golden Age”, una balada nostálgica que conectó perfectamente con “Lost Cause”. Estos temas, acompañados por un fondo estrellado en las pantallas, se fusionaron con los destellos de los teléfonos celulares del público, iluminando el teatro en un instante emocionante que se reflejaba en el rostro del artista.

Fotografía de Paulo Reyes

Después de un cálido saludo de Beck, interpretaron “Chemtrails”, retornando a un sonido más electrónico y pop. El siguiente momento impresionante llegó con “Dreams”, sus ritmos bailables y sintetizadores vibrantes que hicieron vibrar el teatro, seguido por “Up All Night” sin pausa.

El momento álgido de la noche llegó con un solo de guitarra, donde Beck entonó la icónica “Loser” ante el estallido del público. Su estilo acústico y ligeramente lo-fi resonó en todo el teatro, emocionando al músico, quien afirmó al final que este era uno de sus shows favoritos en su carrera. Con impresionantes luces y montaje en pantalla, interpretaron “E-Pro”, destacándose por la gran interacción con el público y un final acelerado que dejó a todos con euforia.

Fotografía de Paulo Reyes

Sorpresas y despedida triunfal

Con un público efervescente esperando su regreso, Beck reapareció en solitario con su armónica para interpretar “One Foot in the Grave” a capella, demostrando su poderosa y versátil voz mientras los demás músicos se les unían al finalizar la canción.

Sin demora, la banda interpretó “Where It’s At”, un himno funky con elementos de música electrónica, donde Beck tomó una bandera chilena, continuando su actuación ante el aplauso de todos los presentes. Con mucha emoción, se despidió del público entre una ovación generalizada al terminar esta contagiosa interpretación.

Fotografía de Paulo Reyes

Ante los aplausos de todos despidiendo a los músicos, Beck reapareció en el escenario con su guitarra acústica para tocar “True Love Will Find You in the End”, una última sorpresa que cerró de manera magistral su actuación. Solo acompañado por su guitarra y la bandera chilena, el músico se despidió emotivamente del público, concluyendo un espectáculo impresionante con broche de oro.

Fotografía de Paulo Reyes

Beck, un tesoro que iluminó el Teatro Caupolicán

En resumen, el show de Beck fue magnífico y sorprendente en todos los sentidos. Con un sonido impecable y un escenario llamativo adornado con grandes pantallas, el compositor demostró su innegable talento y afecto hacia el público chileno.

Energético y motivado, Beck hizo que la espera valiera completamente la pena para sus seguidores. El Teatro Caupolicán se transformó en el escenario perfecto para un espectáculo íntimo, diseñado para grandes escenarios, otorgándole una importancia única a esta presentación.

Indudablemente, los fanáticos estarán agradecidos por la fantástica experiencia que Beck brindó en nuestro país. Sin exagerar, este concierto se erige como uno de los mejores del 2023 y será recordado durante mucho tiempo. Esta noche, el público demostró a Beck que Chile también es su hogar y aguardamos ansiosos su próxima visita a nuestros escenarios.

Fotografía de Paulo Reyes

Agradecemos a las productoras Ni Vivo Ni Muerto y a Lotus por la invaluable oportunidad de ser parte de este concierto.

Nota de Kevin Fuentealba

Fotos de Paulo Reyes

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