Reseña: Kevin Fuentealba Mol
Fotos: Cristian Belano
Travis finalmente regresó a nuestro país con su gira «Raze the Bar», ofreciendo una selección de su último trabajo junto a varios de sus clásicos más queridos. El Movistar Arena se convirtió en un espacio donde la nostalgia, la energía y la emoción se mezclaron a la perfección, donde la banda escocesa entregó un espectáculo sobrio pero profundamente conmovedor.
La completa oscuridad y el sonido de fondo de «Hunt and Gather» de Mr. Dibbs anticipaban la aparición de Travis en el escenario. El público de pie ovacionó su entrada en silencio, hasta que un simple «hola» de la banda desató la euforia con los primeros acordes de «Bus», seguido por «Driftwood» y «Love Will Come Through».

«Somos Travis, estamos felices de volver a su hermoso país, con su hermosa gente; ha pasado mucho tiempo», fueron las primeras palabras de Francis Healy antes de interpretar «Alive». Healy anticipó que tocarían tanto temas nuevos como antiguos. La banda se desenvolvió en un escenario sencillo pero cautivador: un gran telón al fondo exhibía un circulo central, y las luces, aunque simples, cambiaban al ritmo de la música, generando una atmósfera íntima y especial para todos los presentes.
Pronto llegó el momento de retroceder en el tiempo con “I Love You Anyways” de su álbum “12 Memories”, seguida de “Good Feeling” y “Good Day to Die” de su primer disco. La sombra de Healy danzaba en el telón iluminado por un único foco, casi como una versión espectral del propio vocalista, en una imagen que capturaba su energía y pasión. Con colores y una energía sonora en aumento, esta sección celebró sus raíces de una manera visualmente impactante.

Bellas canciones que marcaron generaciones
Muchos recordamos a Travis por sus temas emblemáticos, canciones que acompañaron momentos especiales en nuestras vidas. Estos clásicos no solo formaron parte del set, sino que se interpretaron en una secuencia que intensificó el ambiente.
«Writing to Reach You», de 1999, abrió el carrusel de recuerdos con celulares elevados por todo el recinto. Al ritmo de los cánticos de «Olé olé olé, Travis», la interpretación de «Side» llenó el escenario de un espiral verde mientras los gritos de los fans acompañaban cada nota.

“Todos tenemos a alguien que amamos más que a nadie: puede ser un padre, un abuelo, un hermano…” Con estas palabras, Healy presentó “Closer”, una de las interpretaciones más conmovedoras del concierto. Las luces de los celulares del público iluminaron el recinto por completo, incluyendo el escenario, que permaneció en penumbra pero visible gracias al brillo colectivo. Este momento memorable recordó a todos la fuerza de las conexiones personales y el poder de las luces individuales para iluminar la vida de los demás.
El momento más esperado fue la interpretación de “Sing”, de su álbum “The Invisible Band”, quizás la canción más popular de Travis. Cada verso, cada nota, fue una celebración de la relación entre banda y público, mostrando que Travis no solo da un concierto: regala una experiencia. La banda continuó con «Re-Offender», otro de sus clásicos que fue recibido con igual entusiasmo.

Lo nuevo y lo inesperado
La segunda parte del espectáculo dio paso a su música más reciente, comenzando con “Raze the Bar”, inspirada en bares que la banda ha visitado, especialmente uno en Nueva York. La intensidad se mantuvo con «Gaslight» y «Naked in New York City», temas de su último álbum “L.A Times”, acompañados de imágenes llamativas y una energía renovada en el escenario.

Uno de los puntos más destacados del show fue la fidelidad de la banda a su sonido de estudio, como si el tiempo no hubiera pasado. Andy Dunlop brilló como multiinstrumentista, siendo clave en su característico sonido; Neil Primrose ofreció una precisión impecable en la batería, y Dougie Payne se destacó en el bajo, ganándose la ovación del público.
La energía no disminuyó cuando tocaron «Turn», un tema vibrante que cerró la segunda parte del espectáculo. La banda abandonó el escenario en silencio, mientras el público los despedía con una ovación.

El clímax del concierto
Durante la pausa, nadie se movió de sus lugares y la expectativa crecía. Al regresar, una lluvia de globos naranjas cubrió la parte frontal del escenario para recibir cálidamente a cada miembro de Travis, quienes agradecieron el cariño del público antes de interpretar su versión de «…Baby One More Time» de Britney Spears, una elección sorprendente y entretenida.

La banda se presentó uno por uno antes de unirse en “Flowers in the Window”, mientras los globos danzaban en el aire. Healy interpretó esta canción solo con su guitarra, mientras sus compañeros acompañaban con la voz, creando un momento íntimo con el público. Luego vinieron “My Eyes” y “Selfish Jean”, en una interpretación de alta calidad.
“¿Tuvieron una buena noche? Gracias a todos por venir…”, dijo Healy. Al observar la audiencia, notaron a un fan pidiendo “Indefinitely”. A pesar de no estar en el setlist, la banda accedió y la interpretó de manera improvisada, haciendo de esta interpretación un momento especial que fue un regalo inesperado para sus fans.
Finalmente, el cierre llegó con «Why Does It Always Rain on Me?», el clásico de Travis que generó saltos colectivos en el Movistar Arena. Fue un cierre perfecto para un concierto que cumplió ampliamente las expectativas de sus fans, quienes despidieron a la banda con un cálido aplauso.

Travis ofreció un espectáculo cautivador y acogedor, donde la música fue la verdadera protagonista. La energía del público complementó cada interpretación, demostrando que los años no han restado vigencia a sus canciones. Al optar por un escenario sencillo, la banda dejó que su música se adueñara del momento, hipnotizando a la audiencia con su talento. Travis prometió volver, y sus fanáticos, sin duda, esperarán ansiosos el próximo reencuentro en vivo. Mientras tanto, nos queda procesar la emotiva noche vivida en el Movistar Arena.
Ver esta publicación en Instagram