Festivales épicos, causas profundas y el eterno fuego del reencuentro
Hay bandas que no desaparecen: solo se repliegan para tomar más impulso. Tal fue el caso de System of a Down, que tras años de silencio y caminos individuales, anunció el 29 de noviembre de 2010 su regreso triunfal a los escenarios. Y no cualquier regreso: la maquinaria sonora de origen armenio volvió con una gira que abarcaría desde el Download Festival en el Reino Unido hasta el Rock in Rio 2011, compartiendo cartel con Guns N’ Roses y desatando una tormenta de emociones entre millones de fans.
Junio de 2011 marcó el reencuentro europeo. Alemania, Suecia, Finlandia, Austria y Suiza fueron testigos del reencendido de una llama que nunca dejó de arder. Pero fue en septiembre y octubre de ese mismo año cuando Sudamérica vibró con más fuerza: México, Brasil, Argentina, Perú y Chile vivieron noches inolvidables, con un cierre brutal en Santiago el 7 de octubre.
¿Un nuevo álbum? Esa fue la pregunta que todos hicieron. Y aunque la respuesta no llegó en forma de disco, sí llegó con música, giras y convicción. En 2012, System of a Down encabezó festivales como Soundwave en Australia (donde no tocaban desde 2005), y compartieron escenarios con Deftones en Estados Unidos y Canadá. Fue un reencuentro sostenido, movido por la pasión y no por la prisa.
Mientras cada miembro retomaba sus proyectos —Malakian con Scars on Broadway, Tankian con su cuarto disco solista «ORCA», y Odadjian colaborando como DJ y con Achozen— el alma colectiva de System seguía latente.
El punto más simbólico de esta era llegó en 2015, cuando la banda anunció el Wake Up The Souls Tour, conmemorando el centenario del genocidio armenio. Esta gira culminó con un concierto gratuito en la Plaza de la República en Ereván, Armenia, el 23 de abril: un momento histórico, político y profundamente emotivo. Fue su primer show en tierras armenias, y uno que resonó más allá de la música.
Hoy, diez años después de aquel acto de memoria y resistencia, System of a Down se prepara para sacudir nuevamente Santiago. El próximo 30 de abril en el Parque Estadio Nacional, la banda regresa con la misma fuerza, compromiso y espíritu incendiario que los convirtió en leyenda.
No es solo un concierto. Es una nueva resurrección.