Es bastante común que se catalogue al black metal ambiental o atmosférico como un estilo poco serio, pero en los últimos años gracias a la aparición de una gran variedad de bandas este ritmo se ha vuelto cada vez más masivo, lo cual ha ido posicionando al sonido nórdico dentro de la escena popular.
En este sentido es que Unreqvited con su nuevo disco “Empathica” dejan en claro lo brutal que puede llegar a ser este género, esto porque las mezclas que realizan durante el disco son espectaculares y tienen de base el black metal ambiental.
En cuanto a sus creaciones “Empathica I: Heart of the Spectral Mountains” es la introducción perfecta para este disco, a pesar de no tener elementos de black metal, este tema tiene como objetivo solamente presentar el tono del álbum y lo hace de manera perfecta.
En el caso de “Empathica II: Everwinter” entramos de lleno a una mezcla entre el black metal ambiental y música orquestada lo que da como resultado un sonido que se acerca al black metal sinfónico.
Esta trilogía de canciones se cierra en “Empathica III: Innocence”, es común que el black metal ambiental y el shoegaze tengan sonidos melancólicos, en este caso se puede escuchar un sonido así, pero como están acompañados por un fuerte sonido orquestal aun así la canción no se pierde.
El último tema que quiero destacar es “Dreamers´s Hideaway” que es la última canción del disco y es un cierre perfecto, personalmente siento que escuchar este álbum completo y de corrido es hacer un viaje y esta canción es la que de a poco te hace volver, Sin elementos de black metal, salvo la guitarra, esta canción es una melodía tranquila pero no pierde lo épico.
Unreqvited viene a invitarnos como fanáticos del metal a ponerle más oreja a esta escena, la cual hasta ahora sigue siendo una gema escondida. Con respecto a la banda se nota que este es un disco totalmente distinto muy profesional, donde dejan en manifiesto que han trabajado mucho para crear su mejor versión, por ello les dejamos invitado /as a escucharlos y también a que nos den sus opiniones.
Por: Ignacio Bataller