Todos contra el muro: Una noche con Los Peores de Chile

Viernes por la noche, hacía frío, pero había movimiento en el Barrio Italia. Once de la noche. Chaquetas de cuero y Converse entre medio de punkies y fanáticos en la oscuridad del Bar de René. Repentinamente, bajaron los integrantes de Los Peores de Chile, toman sus instrumentos, no saludan a nadie. Pogo dijo “un, dos, tres” y comienza a sonar su armónica, seguido por la guitarra rápida de Jando, el bajo de Klein y la batería de Cristian. La gente saltaba, cantaba, salpicaba cerveza, mientras creaban un mosh. Esta noche recién iniciaba.

Esta era la primera vez que Los Peores de Chile se presentaron en el antro nocturno. Los Peores, son una banda legendaria en el punk rock chileno, que surge a mediados de 1993, Pogo realizó un grupo fusionado con blues y rockabilly. Creado tras su expulsión de Fiskales Ad- Hok. Pese a la escasez de recursos económicos, volvieron a las pistas.

En el sector del escenario estaban Jando junto a sus compañeros, conversando y comiendo pollo con papas fritas. Allí comenté acerca de una entrevista fallida con Pogo, vocalista de la banda. De un momento a otro, Ozzy, roadie de la banda, dice “te está esperando arriba. Anda, entrevístalo”. El legendario personaje de la escena sigue con resistencia frente al mundo.

Una escalera estrecha llevaba a un camarín oculto, lleno de stickers. Detrás de esa puerta, se encontraba Pogo, un hombre delgado, escondido en una pañoleta, zapatillas viejas y clásica camisa de cuadrille.

Una conversación de franela con Pogo

Metal a todo volumen, olor a hierba, algunos instrumentos votados alrededor de los cojines. Pogo se encontraba sentado, con mirada cabizbaja. Sonreía por momentos, miraba su pequeño camarín, mientras se quitaba la pañoleta de su cara.

Sentados frente a frente, el músico comentaba acerca del punk actual, decía es “fome. No varía mucho, seguimos estando los mismos. Hace rato debería existir una banda que debería habernos pateado la raja. Los músicos son fomes, el chileno es tosco y poco delicado. Somos un par de brutos”, y reía.

-¿Qué te motiva a continuar escribiendo y seguir en la música?

He estado probando muchas cosas, pinto, hago cómics y empecé a escribir de repente. Siempre escuché música pero nunca toqué. Esto me complementa para otras cosas. Lo malo es que no me va bien en nada. Tengo las cualidades para estar ganando plata, pero no es suficiente.

¿Qué reflejan estas canciones? ¿Siguen manteniendo su ideología contra el sistema?

Nada. Los temas son historias, yo soy el dibujante de cómics. Es contar sucesos, otro día haré una historia de políticos, violaciones, una niña que chupa sangre, etc. Para mí las letras son cómics en blanco, son situaciones absurdas o historias. Tener un desarrollo, clímax y un final, en dos minutos y medio es complicado, pero me manejo bien.

-¿Ves alguna evolución en Los Peores de Chile?

No tiene evolución, somos todos pegados. ¿Por qué tenemos que cambiar? Da igual, podría haber hecho cantidad de canciones, haberme metido con el lado de Chicholina, hacer canciones “chicholinescas” y seguir vendiendo la pomada. Nunca lo hice. Yo sigo escribiendo temas “raritos” y son buenos temas.

Mientras pedía cigarros, comentaba de sus expectativas en su primera tocata en el mítico bar. Decíanada, como todas las que tengo. Que la pasen bien. Hemos ensayado la semana completa, estamos creando temas nuevos. Vamos a presentarlos. Una es de Jando y eso está bien, porque yo siempre hago los temas. Los culiaos no me ayudan y quiero apoyo. Me canso y aburro”.

Pogo decía que en enero tendrán cinco nuevos temas sus presentaciones. “Es hora que lo hagamos, algunas canciones ya están obsoletas”, comentaba el líder.  

Luego conversamos acerca de la política en Chile. Él no tiene interés en nada, no lee, ni ve televisión chilena.  ¿Te gustaría irte con Peores a otro país?

“No aguanto a estos culiaos. No pasa nada. Simplemente es la fatalidad de nacer en Chile, es un estigma que vamos a tener toda la vida. Si hubiera nacido en otro país, sería una estrella con dinero y trabajo”.

Decía “me calló y me guardo. Ya renuncié a la lucha y a todo”, mientras pedía otro cigarro, pero nadie tenía fuego.

-¿En qué está actualmente Los Peores?

Estamos grabando las canciones del cuarto disco, que jamás saldrá. Intentamos mantenernos y trabajar para las tocatas que vienen. Son hartas y no queremos aburrir a nadie. Estamos haciendo buenas canciones. Ojalá salgan a la luz.

-¿Cómo ves el futuro de la banda?

En el Parque del recuerdo, y se reía.  

El boogie nocturno

Las once de la noche en punto. Bar de René totalmente lleno. Apareció “Doctor rock and roll” para presentar a Los Peores de Chile. Ellos bajaron, tenían sus instrumentos listos. La gente aplaudía y comenzaba la revolución. Pelos revoltosos, chaquetas de cuero, mezclilla o de negro. Al principio el ambiente estaba calmado, pero poco a poco la gente entraba, la música subía su volumen y manifestaban sus temas clásicos como Bad boy, Hollywood boulevard, entre otros. Buscaban prender al público. Otras canciones eran las nuevas y el público las disfrutaba.

La gente gritaba “aguante, grande Pogo y aguante Los Peores” . Repentinamente, cuando el ambiente ya estaba prendido. Iniciaron con el tema Síndrome Camboya. Todos gritaban en el coro, “todos contra el muro”, se pegaban y creaban un pequeño mosh. Bar de René sintió la furia. Continuaron y su fanaticada coreaba  “ya no hay nada en que creer”, haciendo alusión a los problemas de la sociedad. El blues con el rock and roll se enlazaban, creando una atmósfera de fiesta.

Algunos iban a las esquinas, los golpes iban por todos lados. Pogo decía “yo te quiero, yo te adoro” y el público gritaba “porque eres cochina”. La tonada en la armónica otorgaba una mítica energía de los Peores. La noche terminó luego de una hora. Ellos dejaron sus instrumentos, la gente aplaudía, mientras que Peores se despedían.

El vocalista comentó “vamos con nuestra última canción”. La gente gritaba “no”. Pogo primero dijo ”saludos a Bar de René, por esta espectacular tocata. Ojala vernos pronto. Mañana” y reía. Dejó su guitarra atrás, se acercó al micrófono y decía “Chi-cho-lina”, comenzaba a cantar Pogo. Empezaba a sonar a toda su potencia. Rapidez, golpes, saltos, felicidad y pañoletas al aire. La gente coreaba a todo pulmón, saltaban y seguían pegándose entre ello

Como dijo Pogo, “quiero que la gente salga contenta, a pesar de que sean cuatro, cuarenta o cuatrocientos. Entre más mejor. Lo que me preocupa es que se vayan del concierto, cansada, transpirada, mojada y que hayan pasado una noche bonita e inolvidable. Si lo logré, genial”. Y lo logró.

Por Fernanda Schell.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *